PRESENTACIÓN


BOGOTÁ, COLOMBIA.
ESCAFANDRA.




Entramos en una era de postergaciones. Los hombres, señores de la historia, dan el salto hacia una nueva vida. Pero lo dan con la timidez de aquel que se sabe heredero de algo que sobrepasa los límites de la muerte.

Este mundo también, se ha dejado penetrar por aires hostiles. Por suspiros aciagos. Por transgresiones del fuego. Por instantes de persecución. Sólo nos quedan las huestes de los combates circulares, la histeria de los nuevos paisajes. Un aire limpio de sombras. Encontrar la verdadera vida, que, como dijo Rimbaud, aun está en otra parte.

Sólo nos quedan estas viejas cruzadas de hombres y mujeres que aman la tierra para alcanzar el cielo. Estos habitantes de la isla que aman la sangre, que la aglutinan en columnas abismadas y polígrafos para una nueva tierra. Contamos con nuestros versos, duramente humanos, salvajemente libres, con nuestros palabras adheridas al caos de nuestra desesperanza y de nuestra sed de infinito, silabas apenas pronunciadas que han entretejido el urdimbre de un traje que nos permitirá respirar en estos ambientes adversos donde el más odiado de todos es el que vuela.

Nuestra escafandra es, ante todo, una casa. Una pared con tantas puertas como individualidades. Una explosión de radicales formas de complicidad.
Nuestro albergue, diminuta explosión en el intrépido instante de las resurrecciones y de los alegatos, abre sus ventanas para que su aire contamine los excesos de luz de nuestros tiempos, para que la oscuridad nueva rompa cadenas de soledad e indiferencia.

Nuestra Escafandra es ese verso que se nos cuela entre los dedos hasta desangrarnos en medio de la risa y la memoria.

Sus escotillas y accesos son infinitos. Se han trenzado en medio de la lluvia y de las ciudades babilónicas. Aceptan a todo aquel que quiera RESPIRAR.
A todo aquel que entregue su vida en un verso.

A todo aquel que ha entendido que la poesía es ese indagar nuevos horizontes para el hombre y para su espíritu transeúnte.

A todo aquel que alguna vez ha pensado que sus ojos, sus manos, su sexo, su blando corazón había que inventarlos otra vez.

A todo aquel que ha roto su reloj-pulsera en un acto de solidaridad con su muñeca.

A todo aquel que ha deseado un mundo fantástico en el que todos puedan devorarse el aire con los ojos.

Escafandra es el traje de varios soñadores. Es un campo minado de heterodoxos. De aquellos que han aceptado que la poesía es origen de otras realidades que dan respuesta.

De los que siempre han de estar ebrios (para no ser más los esclavos martirizados del tiempo).

Escafandra se pretende vendimia de cronopios.

* * *

Compartimos con todos ustedes, una serie de homenajes que hemos realizado a lo largo de este año, en veladas poéticas y musicales que han tenido lugar todos los miércoles en la noche, en un lugar mágico de la ciudad de Bogotá, Colombia, llamado Teatro Cádiz…

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