POÉTICA DE LA LIBERACIÓN (Homenaje a José Martí)


POR: JAVIER NEIRA MARÍN



“¿Mi musa? Es un diablillo
Con alas de ángel”
JOSÉ MARTÍ (El Ismaelillo)



I
Implacable, como la poderosa semilla arrojada por nuestros siglos en la labranza de los hombres, se vierten sobre nuestra América, la voz, el pulso y la ensoñación de humanidades que, como la de José Martí, han hecho posible este continente heredado íntegro con el testamento de la libertad a hombres y mujeres de entramaje mestizo que han sabido defender, mediante su trabajo creador y sus constantes luchas de liberación, esta Patria gigante que un día nos fue dada para la concreción de un sueño.

II
Martí: poeta innombrable, hombre y amigo de los hombres, soldado - poeta en el frente de los sueños, insurgente em la pluma-fusil fusil-pluma disparada por la historia, como un genio humilde que descubre la realidad y funda un sueño, que supo perdonar la estrechez de la conciencia en los otros y el pobre corazón del enemigo.

III
Como un eco total y perceptible, nos acercamos a su voz clara que nos habló y nos habla de un proyecto poético político, de un continente integrado por la raíz de una esperanza sembrada por manos libertarias.

IV
Martí: hoy no invocamos tu nombre en vano, sabemos de tu tenaz presencia en el entramado de los siglos que nos fueron forjando, pulso a pulso, con el trabajo honesto y redentor del poeta campesino, del verso sembrado con la caña en estos campos hijos de la libertad. Así, te sabemos también palma, sembrada en tierra fértil con la que naces, creces, pero nunca te mueres. Inmortal en la semilla, tu eternidad consiste en haber sido arrojado por la voluntad cósmica de nuestra humanidad hacia el firmamento donde brilla victoriosa tu estrella elegida.

V
Martí, en tu nombre, están todos los hombres porque es allí donde caben, en todos los nombres estás tú. Para llamarte Fidel, Nicolás, Lezama, Compay, Emiliano, Marcos, Manu, Ernesto, Julio, Roque, Simón, Salvador, Pablo, Hugo, Camilo, necesitaste de una mañana y unos siglos. Pero en ti no caben sólo los nombres, innombrables los pueblos de nuestro continente ensoñado, también se contienen en ti. Tu geografía nos es también propia, tu América, nuestra.

VI
En su apostolado patrio, el hombre que sacó su corazón y su cabeza de lo más hondo de la originalidad del hombre americano, con la misma pluma que escribía los versos de los que somos prójimos, redactaba también comunicados y ensayos políticos con los que preparaba para Cuba la guerra de liberación.

No se trataba, en el caso de él, ni en el de muchos otros que le han seguido los pasos, de reemplazar la pluma por el fusil: en Martí estos dos instrumentos de creación no estaban diferenciados, esto porque entendía que la realidad social, económica y política de los pueblos americanos era el verdadero objeto de creación y transformación. Tal vez por eso, Martí veía la Imagen como realidad posible y cuando se piensa así, el papel es lo suntuario.

VII
Atendiendo al llamado de su tremenda voz y a la grandeza de su ejemplo, hoy más que nunca se hace necesario que el poeta latinoamericano deje la comodidad de su circunloquio literario y se reconcilie con su entorno. El mejor homenaje que desde la literatura se le puede hacer a Martí, es lograr que el poeta vuelva a las calles, a los barrios, a las ciudades y a los campos de donde salió, para acompañar a su pueblo en la construcción de una poética de la realidad que aunque deje intacto el papel, pueda cambiar la vida de los hombres y mujeres de esta América nuestra que hoy da vigencia al sueño continental y revolucionario de este apóstol de Cuba, hijo de Bolívar, padre de Rubén Darío, al que podemos acompañar diciendo: “La poesía es la religión definitiva y la poesía de la libertad el culto nuevo”.

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